Una vez que hemos entendido las bases del funcionamiento del sifón, es hora de adentrarnos en las profundidades y descubrir cómo dos fuerzas omnipresentes en nuestra vida cotidiana juegan un papel esencial en este proceso: la presión atmosférica y la gravedad.
Imagínate que estás en una fiesta de globos y de repente todos los globos empiezan a volar. ¿Por qué se elevan? Eso es gracias a la presión atmosférica. Es la fuerza que el aire ejerce sobre los objetos.
Cuando llenamos un sifón con agua y luego lo sellamos, la presión atmosférica empuja el agua hacia abajo en ambos lados del tubo. Pero debido a la forma del tubo, la presión no es igual en ambos lados. La presión atmosférica está actuando en la superficie del agua en ambos lados del sifón, pero al tener un lado del tubo más largo que el otro, el agua en el lado largo del tubo tiene una mayor presión. Esto se debe a que hay más agua en ese lado, lo que significa que hay más peso empujando hacia abajo.
La gravedad, esa fuerza leal que siempre nos mantiene con los pies en la tierra, también tiene un papel crucial en el funcionamiento de nuestros sifones. Una vez que la presión atmosférica ha empujado el agua hasta el límite en el tubo del sifón, la gravedad entra en juego.
La gravedad tira del agua hacia abajo en el lado largo del sifón, creando un vacío en el lado corto del tubo. Esto hace que el agua en el lado corto sea empujada hacia arriba para llenar ese vacío. El agua continúa fluyendo hasta que la presión en ambos lados del tubo se iguala o hasta que ya no hay agua en el recipiente, lo que ocurra primero.
Este proceso de succión y flujo continúa, con la presión atmosférica y la gravedad trabajando juntas para mantener el agua en movimiento. Así es como la presión atmosférica y la gravedad permiten que un sifón haga su mágico trabajo.
Así que, la próxima vez que veas un sifón en acción, ya sea en la fontanería de tu casa, en una arqueta, o incluso en la lavadora, detente un momento para apreciar la maravillosa danza de las fuerzas físicas que está teniendo lugar. La presión atmosférica y la gravedad, trabajando juntas en perfecta armonía, para hacer fluir el agua de un lugar a otro, sin la necesidad de bombas o electricidad. Es ciertamente algo digno de admirar.